La vid es uno de los cultivos frutales más importantes del mundo. En Latinoamérica, las primeras plantas de vid fueron introducidas por los colonizadores españoles a inicios del siglo XVI. En cada uno de estos países, se cuenta con un gran número de variedades autóctonas, que se denominan “criollas”. Estas variedades se originaron a lo largo de casi 500 años de historia vitivinícola en la región, derivadas de cruces naturales entre las vides traídas por los españoles durante la conquista y colonia. Las dos cepas fundacionales de la viticultura en Latinoamérica son Listan Prieto y Moscatel de Alejandría. Los cimientos de la industria vitivinícola de América del Sur se construyeron sobre esas dos variedades, a medida que la viticultura se extendía por el norte desde México a los Estados Unidos y hacia el sur llegando a Perú, Chile, Bolivia y Argentina. El Listan Prieto fue la principal variedad cultivada hasta bien avanzado el siglo XIX en la mayoría de estos países. Se encuentra en viñedos de más de 100 años y se conoce con diferentes nombres: Criolla Chica en Argentina, País en Chile, Negra Corriente o Negra Criolla en Perú, Misionera en Bolivia, o Misión en México. Además de estas dos cepas fundacionales, existe en Latinoamérica una gran diversidad de variedades criollas con car